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Adoración a nuestro salvador


La adoración al Salvador

Adoración a nuestro salvador

La adoración de una mujer pecadora


En estas cortas lineas nos centraremos en la adoración al Salvador según Lucas 7:44 "y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume", en este pasaje Jesús se encuentra en casa de Simón, un fariseo que lo invito a comer en su casa, mientras estaban a la mesa una mujer pecadora entro sin ser invitada y empezó a adorar a su salvador de una manera espontanea y genuina, esta mujer estaba consiente de su condición, sabia que era pecadora, pero también sabia que frente a ella estaba su salvador; entonces ¿Porque no adorarlo?, ¿Porque no adorar a aquel que le acepto tal y como ella era?; entonces ¿Es la adoración una muestra de agradecimiento?

La adoración, una respuesta a la salvación


La adoración es la respuesta natural a la salvación, ser salvo es reconectar con el Dios que nos creó, disfrutar de Su presencia y adorarle.  Pero, ¿Como puede un pecador conectar con un Dios Santo?, muchos quizás nos hemos hecho la misma pregunta y como consecuencia hemos tenido la actitud de Simón, señalamos la adoración de aquel que ha sido perdonado y no solo eso, sino que olvidamos lo que Dios hizo por nosotros, nos volvemos indiferentes y desatentos como Simón, hemos olvidado que un día nosotros también eramos como trapos de inmundicia delante de Dios, ¿Donde ha quedado nuestra adoración como resultado de nuestra salvación? También te puede interesar nuestra pagina Enseñanzas para niños cristianos.

En realidad, los que hemos conocido a Dios realmente sabemos que no es posible conocerle y no sentirse atraído a adorarlo. Muchas organizaciones, hoy en día, valoran el hecho de tener un "propósito central", es decir una misión para la cual trabajan. Por ejemplo en una organización de salud, su misión podría ser "salvar y mejorar la vida de los pacientes", todo gira en torno a esta misión. 

Podríamos decir que el propósito central de nuestro Salvador es salvar a los pecadores y hacerlos parte de su familia, a su vez, el propósito central de un cristiano es amar, adorar y disfrutar de la compañía de Dios para siempre. ¡Eso es más grandioso que cualquier trabajo cotidiano que podamos realizar!, la adoración es algo que reconforta, anima  y su vez nos fortalece, si lo vemos detenidamente, la adoración nos beneficia mas a nosotros que a Dios.

 Ahora, exploremos cómo y por qué debemos adorar al Salvador.

Una mujer pecadora adora a Jesús


Contexto del pasaje Lucas 7:44 


Hagamos un breve resumen de lo que ha sucedido en el relato de Lucas 7:36-50. Jesús fue invitado por un fariseo llamado Simón a su casa para una comida. Mientras Él se sentaba, una mujer pecadora de la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba allí, entró en la casa con un frasco de aceite aromático, con el cual comenzó a ungir los pies de Jesús. 

Simón el anfitrión  y dueño de la casa, al ver esto, pensó que si Jesús fuera realmente un profeta, sabría qué tipo de mujer lo estaba tocando. En respuesta, Jesús le relata a Simón una parábola acerca de dos deudores: uno debía una suma significativa, y el otro una deuda mucho mayor, diez veces más. Jesús le pregunta a Simón quién de los dos amaría más al acreedor, y Simón responde que, sin duda, el que más debía. Jesús confirma que su respuesta es correcta y luego se enfoca en la mujer. 

El pasaje de Lucas 7:44-50: “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama."
 
Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer:Tu fe te ha salvado, vé en paz”


El enfoque de la historia de Simón el fariseo y la mujer pecadora


Es interesante observar cómo el enfoque de la historia se desplaza gradualmente de Simón el anfitrión y dueño de la casa como mencionamos antes, a la mujer pecadora que llega sin ser invitada y mucho menos bienvenida. 

En la mente de Simón, él es el personaje central: su casa, su comida, su invitación. Él ve a la mujer como una intrusa y se siente incómodo con su presencia. Sin embargo, Jesús decide desviar la atención hacia ella. Su comentario: “¿Ves a esta mujer?” resalta el contraste entre la actitud de Simón y la de la mujer, Jesús hace una comparación entre la atención que recibió de Simón y la atención de aquella mujer a la cual estaban cuestionando. 

Es posible que Simón estuviera evitando mirarla, dado su desprecio hacia ella. Aunque la mujer tenía libertad para entrar, no era bienvenida por Simón, quien era un fariseo. Jesús contrasta las actitudes de ambos y le da una lección a Simón que hasta el día de hoy sigue haciendo eco en nuestros corazones.

Simón había sido un anfitrión negligente, al no ofrecer lo mínimo esperado: "agua para lavar los pies", en un lugar tan caluroso y polvoriento como Palestina, donde la gente usaba sandalias, era una cortesía básica proporcionar agua a los invitados para el lavado de sus pies. Aunque no se esperaba que Simón lavara los pies él mismo, sí debía ofrecer agua. La ausencia de este gesto muestra una falta de hospitalidad. A través de esto, Jesús destaca la actitud de la mujer que, a pesar de su reputación, muestra un profundo respeto y amor hacia Él.

Es triste que en la actualidad poco a poco hemos ido perdiendo el respeto y el amor hacia Dios, por eso hoy en día vemos muchos cantantes y muy pocos adoradores, cual Simón nos sentimos el centro de atención olvidando que nuestra atención se debe posar en nuestro invitado especial, no somos nosotros quienes debemos brillar, es nuestro Dios quien debe sobresalir y destacar en todo lo que hacemos.

Hoy en día hay muchos religiosos y muy pocos adoradores, nos sentimos tan confiados como Simón, pues si Jesús ya estaba en su casa, ¿que mas podía pedir Simón?, ya había hecho lo mas importante, llevar al famoso Jesús a su casa, quizás eso fue lo que pensó Simón y por eso no atendió como debía a su invitado. Muchos de nosotros estamos igual de confiados como Simón, ya Jesús nos ha recibido en su redil, ya no lavó de nuestros pecados, ahora ¿Estamos tan confiados que hemos olvidado como adorarlo?.

La jerarquía en las acciones de adoración


Jesús menciona tres actos de cortesía que Simón no cumplió: lavar los pies, besar y ungir la cabeza con aceite. El lavado de pies era una cortesía básica para cualquier visitante, el beso era para un amigo o alguien cercano, y la unción con aceite era un acto reservado para quienes se consideraban dignos de honor. Jesús resalta que, aunque Simón no realizó ninguno de estos actos, la mujer hizo mucho más, expresando adoración a través de lágrimas, besos y perfume.

No hubo lavado de pies: 


Simón no ofreció agua, pero la mujer usó sus propias lágrimas para lavar los pies de Jesús, y las secó con su cabello. Este gesto de humildad es simbólico de su arrepentimiento y amor. En 1 Corintios 11, se menciona que el cabello de una mujer es su gloria. Ella subordina su gloria para honrar a Jesús.

Para lavar los pies debes inclinarte, un gesto de humillación y sumisión, ¿Será que Simón no consideró a Jesús como alguien superior?, ¿Ves a Jesús como a alguien superior que merece respeto y adoración?, aquí es donde empieza la verdadera adoración, ¿Crees que Jesús merece adoración?, ¿Crees que es digno de recibir tu adoración?  

No hubo beso:


Los huéspedes de los hogares de la Tierra Santa, esperan ser besados al entrar. Cuando Cristo fue invitado por Simón el fariseo, El comentó en esa recepción diciendo: "No me diste beso" (Luc. 7:45).

Simón no saludó a Jesús con un beso, ¿Pensó Simón que quizás el era demasiado bueno como para tratar a Jesús como igual?, muchos de nosotros tenemos un espíritu de superioridad con el que batallamos todos los días, un espíritu que no nos permite ver lo insignificantes que somos ante Dios, por ese espíritu de superioridad muchos de nosotros no queremos alzar las manos ante la presencia de Dios, no queremos postrarnos ante su presencia, nos avergüenza llorar, danzar y adorar con libertad la grandeza de nuestro Dios, somos cual Simón el fariseo, Dios se pasea en cada servicio y nosotros no le daos la atención que merece.

La mujer pecadora, en cambio, besaba repetidamente los pies de Jesús, mostrando un profundo respeto y adoración. Yo me imagino a esa mujer postrada, llorando agradecida del privilegio que tenia al poder tocar los gloriosos pies de Jesús, la imagino besando repetidamente los pies de Jesús sin ninguna vergüenza, sabiendo lo valioso que eran esos hermosos pies, la imagino derramando su perfume y limpiando con su cabello los pies del maestro, sin importarle lo que pensaran de ella, sin importarle que todos en esa sala la despreciaran, lo único que a ella le importaba era que Jesús estaba ahí frente a ella y que el no la despreciaba, entonces aprovecho el momento e hizo lo que Simón el fariseo no se digno a hacer, le dio a Jesús toda su atención, le dio a Jesús todo el respeto que merecía y sobre todo, le mostro amor y agradecimiento en su gesto de adoración, ¿Puedes hacer lo mismo?, ¿Puedes dar una adoración digna de un Rey?. 

No me ungiste:


Simón no ungió la cabeza de Jesús, ni siquiera pensó en que fuera necesario hacerlo, pero la mujer usó un aceite fragante de gran valor para ungir los pies de Jesús, lo cual era un acto de honor y reverencia.

Muchos de nosotros necesitamos quebrar el frasco que esta conteniendo nuestra adoración, el frasco que tiene encerrado a nuestro corazón, una vez que esa coraza sea quebrantada, fluirá de forma genuina y espontanea nuestra adoración.

Para quebrar ese frasco de alabastro necesitas solo ver al maestro, no veas el perfume que "derrochas", no veas "El frasco caro que se pierde al quebrarlo", solamente ve la sonrisa de satisfacción de Jesús viendo como te despojas de todo y le das el lugar que merece en tu vida.

Muchos piensan quela adoración es algo ridículo, que es perder el tiempo, que basta con ir a la iglesia y hacer presencia, otros en cambio ven cada servicio como su oportunidad para entrar y ungir a Jesús una vez mas con lágrimas, quebranto y adoración, ¿De cuales eres tu?, ¿Eres un Simón en la iglesia?, o ¿Eres como la mujer pecadora pero agradecida?

El perdón y la adoración


Quiero que meditemos un poco en esto, Jesús no minimiza los pecados de la mujer, todo lo contrario, Jesús reconoce que “son muchos”, pero también afirma que han sido perdonados. 

La razón de este perdón no es simplemente el amor de la mujer, sino su fe en el Salvador. Es importante entender que el perdón y la adoración no dependen de nuestros méritos, sino de la gracia de Dios. La mujer reconoció su culpabilidad y la necesidad de perdón, lo que la llevó a adorar a Jesús de manera genuina, muchos de nosotros aun no hemos reconocido nuestra culpabilidad y por eso no vivimos agradecidos con el perdón que hemos recibido, por eso no adoramos de manera genuina y lo hacemos de manera mecánica y hasta rutinaria, porque no hemos comprendido la grandeza del perdón de Dios, no hemos entendido la gran misericordia de Dios al cercarse a nosotros y recibirnos en su regazo.

La verdadera adoración surge del conocimiento de cuánto hemos sido perdonados, un ejemplo claro lo dio Jesús cuando dijo "a quien se le perdona poco, poco ama", pero aquel a quien se le ha perdonado mucho, ama de una manera inexplicable, usted puede ver la adoración de alguien que ha sido adicto, alcohólico, pandillero, maldiciente, ladrón, prostituta, personas que han sido abusadas,  personas que vienen del mundo con heridas en el alma, etc. son genuinos en su adoración, adoran a Dios incluso por la forma en que expresan su testimonio cuando hablan con otros, su adoración es sin límites.

Ahora bien, muchos vienen al Señor sin haber tenido que pasar por el lodo del mundo, sin haber tenido que comer las algarrobas, usted ve su adoración y son insípidos, levantan su mano de forma pesada, cantan sin pasión, alaban de forma rutinaria, trabajan de forma mecánica y no disfrutan lo que hacen para Dios, ese tipo de personas lo que necesita es despertar, darse cuenta que quizás no fue un adicto, por ejemplo, pero de igual forma era un pecador, de igual forma debe estar agradecido de que un Dios tan grande se digno a ver a alguien tan pequeño y miserable como nosotros, ¿Como no vivir agradecidos por eso?

Reflexionando sobre la adoración Lucas 7:44


Para comprender mejor qué es la adoración, utilizaremos las seis preguntas fundamentales: qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué.

¿Qué es la adoración? 


Adorar es reconocer la grandeza de Dios, demostrar humildad frente a Él y expresar de forma genuina el valor que Dios tiene para nosotros. 

La adoración se traduce en un acto de reverencia y devoción profunda, como lo mostró la mujer en este pasaje, con todo respeto se acercó a Jesús, se postro ante al y mostro su amor y agradecimiento limpiando sus pies, ungiéndolo mientras lloraba adorándolo. 

Adorar es rendirse a la grandeza y bondad de Dios, muchos viven un lucha interna que no les permite adorar a Dios como el se merece, la respuesta a esta lucha es sencilla, ríndete ante Dios, levanta tus manos y deja ver tu vulnerabilidad a Dios, empieza a ver su grandeza y ríndete ante esa grandeza, siente tu insignificancia y te sentirás gozoso al saber que aun así Dios te ama profundamente.

¿Quién puede adorar? 


La adoración verdadera solo puede surgir de una relación personal con Dios. No basta con asistir a un servicio o realizar rituales; la verdadera adoración nace de la fe en el Salvador.

Todo inicia con Fe, sin fe es imposible acercarte a Dios, porque si quieres acercarte y adorarlo debes creer que hay un Dios y que ese Dios es galardonador de aquellos que le buscan. También te puede interesar nuestro articulo La fe y el creyente

Así que  si quieres saber quienes pueden adorarle, solo pueden adorar lo que creen firmemente en la grandeza de nuestro Dios y en su misericordia al darnos el perdón que no merecemos. 

¿Cómo adoramos? 


Podemos adorar a Dios a través de palabras, pensamientos y acciones. 

Las palabras, como oraciones y canciones, son una forma común de adoración, pero también podemos adorar en silencio, en lo profundo de nuestro ser. 

Las acciones, como las que realizó la mujer, son una expresión visible de la adoración interna, recordemos que del corazón sale todo, sien nuestro corazón hay amor y agradecimiento, nuestras acciones mostraran ese amor y ese agradecimiento a través de la adoración.

¿Cuándo adoramos? 


Podemos adorar a Dios en cualquier momento, no solo en un servicio religioso. 

La adoración debe ser parte integral de nuestra vida cotidiana, algo que sale de manera espontánea pero genuina y fluida, la adoración debe ser como respirar, respiramos de forma natural, sin una alarma que nos avise que hay que hacerlo, de igual forma es la adoración, puede que no hayas tenido un bien día, pero igual debes adorar.

A mi mente viene alguien a quien le habían embargado su salario por un error que cometieron en recursos humanos,,  esta persona recibió la noticia y adoró a Dios, sus palabras expresaron un completo apego a la voluntad de Dios diciendo "Dios sabe porque permite las cosas", su salario fue embargado cuando estaban haciendo recorte de personal, ese embargo le permitió seguir en la institución sin ser parte del recorte, luego de esto las cosas fueron aclaradas y su salario fue liberado del embargo, ¿A que quiero llegar con este corto testimonio?, quiero enseñarle a adorar  a Dios sin importar la situación, que adore aun cuando las cosas salgan mal, que adore aun cuando no tenga alimento en su mesa, no limite su adoración solo para cuando reciba bendición, recuerde adorar siempre y tener la fe de que A los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien.

¿Dónde adoramos? 


Aunque el culto colectivo en la iglesia es importante, la adoración no depende de un lugar específico.

La mujer no adoró a Jesús en una sinagoga, ella adoró en la casa de Simón, un espacio común, pero su adoración fue aceptada por Jesús.

La samaritana pregunto a Jesús ¿Donde debían adorar?, pero algo que Jesús dejó en claro fue que llegarán tiempos que nadie querrá adorar en ningún lugar, pero ahora es el tiempo de adorar a Dios en espíritu y en verdad, en tu casa, camino al trabajo, en el hospital, en la calle, donde quiera que te encuentres puedes adorar al que ya conoces, a Jesús tu salvador.

¿Por qué adoramos? 


Adoramos porque Dios es digno de nuestra alabanza.  Para saber que Dios es digno de alabanza debes conocerle, volviendo a Jesús con la samaritana, Jesús dijo algo importante a la samaritana "Nosotros adoramos lo que sabemos" (Juan 4:22); cuando conoces realmente a Dios en todo su esplendor sobran los motivos para adorarle, le adoras por su fidelidad, por su amor, por su misericordia, porque ha sido bueno contigo, porque cuida de ti, porque esta a tu lado sin importar lo que pase, etc.; sobran los motivos para adorar a Dios.

La adoración es una respuesta natural al amor que Él nos ha mostrado a través de la salvación, la adoración es el resultado de conocer a ese Dios que nos ha dado la salvación, Jesús a la samaritana le dijo dos cosas:

1. Si conocieras el don de Dios; es decir, si supieras el privilegio que tienes, si supieras lo valioso que es el regalo de la salvación, si supieras lo que tienes en frente.
2. Si conocieras quien es el que habla contigo; es decir, su supieras a quien tienes en frente, si supieras con quien hablas, si supieras quien es el que te pide agua.

En pocas palabras la adoración es el resultado de darte cuenta del maravilloso regalo de salvación que recibes nada mas y nada menos de Dios mismo, cuando te das cuenta de esto lo único que puedes hacer es dejar a un lado tus afanes (Tu cántaro) y salir corriendo a decirle al mundo entero a quien has encontrado y adorarlo el resto de tu vida con pasión y entrega.

Las palabras de Jesús a la mujer pecadora


Quiero concluir con las tres frases claves que Jesús le dijo a la mujer:


“Tus pecados son perdonados” 


Esta mujer necesitaba oír estas palabras. El perdón de sus pecados le permitió acercarse a Dios confiadamente y adorarle con libertad.

Dios nos ha dado esa misma libertad por medio de su muerte en la cruz del calvario, solo tienes que abrir tu corazón y estar atento, "Tus pecados son perdonados", puedes acercarte confiadamente y adorarlo, puedes acercarte sin miedo a ser juzgado y condenado por Dios, puedes acercarte sin temor al rechazo, Dios te ama  quiere decirte las mismas palabras que le dijo a esta mujer, pero para escuchar estas palabras, primero debes aprender a adorarle.

“Tu fe te ha salvado.” 


La salvación de esta mujer no se debió a sus acciones, sino a su fe en Jesús, el Salvador. La fe es lo que nos conecta con la obra redentora de Cristo, porque para ser salvo primero necesitas creer, ese es el inicio de todo. También puedes leer nuestro articulo Lo que le faltaba a Cornelio Hechos 10.

Es importante mencionar que la mujer adoró a Jesús porque creía que de el venia la salvación, creyó que Jesús era el Cristo que debía de venir y por eso adoró.

“Ve en paz.” 


Esta es la expresión más tierna de consuelo. Después de recibir el perdón, la mujer pudo irse en paz, sabiendo que su relación con Dios había sido restaurada.

Por eso al principio decía que nosotros somos beneficiados al adorar a Dios, la adoración nos da paz, gozo y seguridad, ¿Sabes porque?, porque la adoración restaura la relación con Dios, estando bien con el podemos estar tranquilos y seguro.

¿Puedes ir en paz luego de un poderoso servicio en la iglesia?, ¿Puedes ir a dormir en paz luego de haber adorado a Dios antes de dormir?, ¿Puedes ir en paz a tu trabajo o universidad luego de haber adorado a Dios por la mañana?, ¿Puedes estar en paz?, si tu respuesta es negativa, entonces a tu adoración le falta algo. También te puede interesar leer nuestro articulo La prosperidad según Dios, Salmo 1:1-3

La adoración como respuesta al perdón


La adoración es la respuesta natural a la salvación que recibimos en Cristo. Así como esta mujer adoró a Jesús, nosotros también debemos vivir una vida de adoración, reconociendo la magnitud de Su amor y perdón. 

La verdadera adoración surge de un corazón transformado por la gracia de Dios, surge de un corazón agradecido que reconoce su vileza y también exalta la grandeza de Dios.

Simón el fariseo seguramente recibió una gran lección en aquella visita que Jesús le hizo, al igual que Simón también puedes aprender a valorar el privilegio que tienes al tener a Dios frente a ti esperando a que le ofrezcas agua, laves sus pies, le des beso y le unjas.

Dios tiene millares de ángeles para darle adoración, pero lo curioso es que Dios se complace con tu adoración, no seas como Simón el fariseo que abrió las puertas de su casa a Jesús, pero no las de su corazón; ofreció banquete pero no le ofreció su vida, le recibió en su casa pero no le recibió en su vida.

Dios nos ha dado la mayor muestra de amor y perdón en la cruz, nosotros podemos vivir nuestra vida dando La adoración que Dios merece como respuesta a su maravilloso perdón.