¿Qué significa dar fruto en su tiempo?
Todo fruticultor sabe que sería imprudente plantar un árbol frutal en medio de un desierto o lejos de una fuente de agua. Las hojas del árbol se secarían y el árbol nunca daría fruto. Para que los árboles frutales crezcan sanos y den frutos, deben disfrutar de una abundante provisión de agua.
La persona bienaventurada, la que sigue y considera las palabras de Dios (Salmo 1:1–2), es como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Son espiritualmente sanos, vibrantes, productivos y exitosos porque aprovechan un suministro abundante del agua de la Palabra de Dios. En la vida de tal persona, la Palabra inspirada se convierte en la Palabra ilustrada: él o ella obedecen y viven las verdades de la Palabra de Dios.
Las personas bienaventuradas son aquellas que gozan de una felicidad plena que es concedida por Dios, ellos como resultado de esa felicidad dan el fruto del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22–23).
Cabe señalar que así como la fruta no crece tan pronto como se planta un árbol sino que aparece en la temporada así también pasa en lo espiritual.
La vida espiritualmente productiva es una vida de crecimiento y a su debido tiempo el riego constante con la Palabra de Dios dará fruto. La aplicación principal aquí es espiritual, mientras que el éxito terrenal es más probable cuando seguimos la verdad, la prosperidad material no está garantizada para todos los creyentes en todo momento; pero si en el tiempo de Dios, "da fruto en su tiempo".
Introducción al Salmo 1
Será como árbol plantado
Debido a que el terreno de Israel era mayormente árido, un árbol verde era un símbolo muy idóneo de bendición en el Antiguo Testamento.
La vida del hombre bendito es como un árbol. Imagina un árbol, un árbol firme e inamovible. Un árbol plantado justo al lado de un arroyo. Alguien lo plantó allí. Ese árbol se nutre tanto del suelo como del agua. Crece constantemente, aunque no serías capaz de darte cuenta si estuvieras parado allí y observando el árbol. El crecimiento es lento, pero constante, y es un crecimiento saludable.
Este crecimiento tiene un requisito, "en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche". Meditar en la palabra de Dios es discurrir con nosotros mismos acerca de las grandes cosas en ella contenidas, con una íntima aplicación de la mente y concentración en el pensar.
Debemos referirnos constantemente a la palabra de Dios como regla de nuestras acciones, y fuente de nuestro consuelo; y hemos de tenerla en nuestros pensamientos noche y día. Con este propósito no hay momento que no sea oportuno para meditar en la palabra de Dios, es decir, meditar en la palabra de Dios nos asegura protección y cuidado, como un árbol en un huerto privado, beneficios de los que no disfrutará un árbol silvestre.
Que da su fruto
La palabra de Dios compara al cristiano con un árbol frutal, además, dice que da su fruto en los momentos oportunos. Los árboles frutales no tienen frutos todo el tiempo. Pero el fruto sale en los tiempos adecuados. Y sucede regularmente, todos los años para la mayoría de los árboles.
Al igual que los árboles, todo hijo de Dios que medita y se deleita en su palabra, a su tiempo dará frutos y esos frutos traerán semillas, esas semillas traerán consigo esperanza de nuevos árboles que también crecerán para dar frutos según Dios.
Su Hoja no cae
Este buen árbol producirá frutos buenos, y aún más; las hojas del árbol no se marchitan, no se caen; lo que significa que es un árbol sano.
Ahora, transfiere todo esto al hombre bendito. Está creciendo constantemente espiritualmente y en todos los sentidos. El crecimiento que experimenta puede que ni siquiera sea evidente para él día a día. Pero él y otros pueden mirar hacia atrás en su vida y ver progreso, ver crecimiento.
Parte del crecimiento en la vida de una persona bendecida es el fruto que da. Cosas buenas, cosas piadosas, están sucediendo en su vida, en su familia, en su propia alma. Es productivo. Él no es infructuoso o estéril cuando se trata especialmente de realidades espirituales, no envejece espiritual mente, un ejemplo claro fue Caleb cuando pidió el monte que le habían prometido, "Y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar" (Josué 14: 10-11), Caleb tenia 40 años cuando Moisés le prometió Hebrón, y ahora con 85 años, aún conservaba su fuerza, las hojas de ese árbol llamado Caleb no no habían marchitado y mucho menos habían caído.
Todo lo que hace Prosperará
Y luego, dejando el símil sobre el árbol, la última declaración del Salmo 1: 3 es que todo lo que hace el hombre bienaventurado, lo hace prosperar.
Ahora bien, esto no es una promesa de que el hombre bienaventurado nunca fallará. El fracaso es a menudo parte del crecimiento del que acabamos de hablar. Entonces, creo que esto es una hipérbole.
Basados en el hecho de que el hombre bienaventurado es como un árbol saludable que crece, las cosas son buenas en su vida: se produce fruto, se produce el crecimiento, y por eso a veces escuchas cosas como:
"¡muchacho, parece que todo lo que hace lo hace prosperar!". (También puedes leer
Un gran Negociante Mateo 16:26)
Entonces, qué imagen tan maravillosa tenemos del hombre bienaventurado. Su vida espiritual e incluso otros aspectos de su vida son saludables y están creciendo. Esta es una imagen brillante de lo que Dios quiere en cada uno de nosotros.
Dinámica de la prosperidad según Dios
Se exige responsabilidad en el plan de prosperidad según Dios, «Y todo lo que hace, prosperará». Esto incluye TODO lo que usted pueda imaginar: familia, progenie, matrimonio, negocio, empleo y salud. Significa que Dios desea cumplir lo que dice: todo prosperará.
Pero, ninguna promesa de Dios está exenta de alguna acción responsable de parte nuestra. Nadie prosperará mientras no comience a hacer lo que Dios dice. Mucha gente desea los resultados prometidos sin el compromiso responsable que le acompaña.
Ninguno de nosotros ganará algo que realmente valga la pena instantáneamente. No esperes que las respuestas divinas se ajusten a tu itinerario, recuerda que sus respuestas llegan cuando pones su palabra en acción. Así como un período de intenso estudio precede a un título universitario, así también es como a través de la paciente búsqueda de su promesa podemos esperar que la palabra de Dios madure en nuestras vidas y prospere todo lo que hagamos según la perfecta voluntad de Dios. (También puedes leer
A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien)
Es muy importante mencionar que la prosperidad según Dios no esta basada solamente en bienes materiales y grandes cargos (Lucas 12:15), la prosperidad inicia con tener nuestras raíces plantadas cerca de esa fuente de agua viva, porque el que tiene a Dios, YA LO TIENE TODO.