Una voz de confianza
El Salmo 16:7 nos revela una profunda confianza en el Señor, no solo como Dios todopoderoso, sino como Consejero cercano, que se interesa por cada paso que damos.
Seguramente David en muchos momentos de su vida sintió miedo, inseguridad, impotencia, enojo, tristeza, dolor y muchas otras emociones con las que nosotros estamos familiarizados, pero que maravilloso es saber que en la mente de David resonaba con mas fuerza la vos de confianza hacia su Dios. También te puede interesar nuestro articulo
Dios es mi seguridad
David podía tener miedo, pero una vos dentro de el le decía, "No temas, Dios esta contigo", podía sentir frustración e impotencia ante la actitud de Saúl, pero una vos dentro de el resonaba fuerte diciendo "Tranquilo, Dios tiene el control de la situación"; David incluso podía estar enojado por todo lo que sus enemigos hacían contra el, pero una vos dentro de el le decía "No hagas nada David, Mia es la venganza", y así con cada situación que David enfrentaba.
Podían haber alrededor de David muchas voces externas queriéndole aconsejar, como cuando Saúl estaba en la cueva vulnerable, los amigos de David le dijeron que lo matara, que Dios lo había entregado ese día en sus manos, pero la vos que resonaba mas fuerte en David, venia de su interior, eso hizo que David dijera "Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová" (1 Samuel 24:6)
La voz que mas fuerte escuchaba David era la Voz de Dios aconsejándole, guiándole, ¿Como era esto posible? muy sencillo, David sabia muy bien quien era su Dios y sobre todo, Como era su Dios.
Ahora bien, la pregunta aquí seria, ¿Que voces escuchas en tu mente?, ¿Hay una voz de confianza que suene fuerte y claro dentro de ti?, ¿Conoces al Dios al que Continuamente sirves?
Muchos de nosotros necesitamos vivir lo que David vivió y experimentar lo que David experimento en relación a Dios.
1. Dios como nuestro Consejero
David declara: “Bendeciré a Jehová que me aconseja.” Esto no es solo gratitud, es reconocimiento. David entendía que el éxito de sus decisiones no provenía de su experiencia como guerrero ni de su sabiduría como rey, sino de la guía de Dios.
Muchos sabemos que David fue un hombre con muchos logros humanos. Desde joven destacó como un valiente guerrero cuando derrotó a Goliat, y más tarde se convirtió en un líder estratégico y en un rey admirado. Tenía experiencia militar, inteligencia política y habilidades para gobernar. Sin embargo, a pesar de todas esas capacidades, David comprendía que su verdadero éxito no dependía de su talento ni de su experiencia, sino de la dirección que recibía del Señor.
En otras palabras, David sabía que la sabiduría humana, por más grande que sea, siempre es limitada y puede fallar. Un rey puede diseñar estrategias, pero solo Dios sabe el futuro. Un guerrero puede planificar la batalla, pero solo Dios asegura la victoria. Por eso, David reconocía que cada decisión importante de su vida; ya fuera en el campo de guerra, en la administración de su reino o en sus asuntos personales, debía estar sometida al consejo divino. También puedes leer
Dios sabe lo que es mejor para nosotros
Esta actitud de dependencia es la que lo llevó a consultar a Dios antes de entrar en batalla (2 Samuel 5:19), a buscar dirección antes de actuar, y a no confiar únicamente en su experiencia previa. David entendía que su fuerza y sabiduría eran dones, pero que la verdadera guía y seguridad provenían de escuchar la voz de Dios.
De la misma manera, nosotros podemos tener preparación académica, habilidades profesionales o años de experiencia en la vida, pero nada de eso garantiza que siempre tomaremos las mejores decisiones. Necesitamos, al igual que David, reconocer que nuestro mayor recurso no es lo que sabemos, sino la dirección de Dios en cada paso que damos.
Muchas veces cometemos el error de confiar demasiado en lo que sabemos: en nuestros estudios, en nuestra experiencia laboral, en los consejos de amigos, o incluso en lo que hemos logrado en el pasado. Todo eso tiene valor, pero no es suficiente para enfrentar los desafíos de la vida.
Por ejemplo, puedes tener años de experiencia en tu profesión, pero tarde o temprano llegará un problema nuevo que no sabrás cómo resolver.
Puedes haber criado a un hijo con éxito, pero el segundo hijo es totalmente diferente y lo que funcionó antes ahora no funciona.
Puedes planear tus finanzas con cuidado, pero una crisis inesperada puede desestabilizar todo.
Es en esos momentos cuando recordamos, al igual que David, que necesitamos la dirección de Dios. Él ve lo que nosotros no vemos, conoce lo que aún no ha sucedido, y tiene la sabiduría que ninguna universidad ni experiencia puede ofrecer.
Así como David no se apoyaba en su experiencia como rey o guerrero, nosotros tampoco debemos apoyarnos únicamente en nuestra lógica o capacidades.
El verdadero éxito no está en lo que sabemos, sino en caminar cada día bajo el consejo y la guía de nuestro Dios.
En nuestras vidas también enfrentamos constantemente decisiones importantes: familia, trabajo, estudios, ministerio, relaciones. Y muchas veces sentimos incertidumbre. Pero este texto nos recuerda que Dios no nos deja solos para decidir, sino que ofrece consejo a través de su Palabra, de la oración y de la dirección del Espíritu Santo.
2. Dios habla incluso en la noche, en momentos de Soledad
El versículo continúa: “Aun en las noches me enseña mi conciencia.”
Las noches representan momentos de soledad, de ansiedad, de pensamientos profundos. David sabía que Dios también obra en esos instantes, hablándonos en sueños, en la reflexión silenciosa, o simplemente trayendo paz a un corazón intranquilo.
Quizás tus noches se llenan de preocupación: ¿cómo pagar las cuentas?, ¿qué hacer con un hijo rebelde?, ¿qué decisión tomar frente a una puerta que se abre? En esos momentos, Dios toca nuestra mente y corazón para recordarnos que Él tiene el control. También puedes leer nuestro articulo
No te canses
Solo medita un poco, la Fe en medio de la soledad de la noche, es lo que nos mantiene en pie, ¿Esta Dios en tu vida?, ¿Confías planamente en Dios?
Sin fe, David no habría tenido paz, aunque lo hubiera tenido “todo”. Pensemos en su vida: fue un hombre que conoció la gloria de la victoria, la honra del pueblo y la riqueza de un reino; pero también enfrentó la traición, la persecución, la guerra, el pecado y las consecuencias de sus errores. ¿Cómo soportar tanto sin quebrarse? La respuesta está en su fe.
La paz de David no provenía de su trono ni de su ejército, sino de su confianza en Dios. Por eso en medio de la persecución de Saúl podía escribir: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Allí vemos que su descanso no dependía de circunstancias externas, sino de su seguridad en el Señor.
Si David hubiera confiado únicamente en su fuerza, en su inteligencia o en sus logros, se habría sentido vacío e inseguro, porque tarde o temprano todo eso falla. La fe fue lo que le permitió levantarse después de caer, esperar en Dios cuando todo parecía perdido y mantener esperanza en medio de la adversidad.
Lo mismo sucede con nosotros: sin fe, podemos tener estudios, éxito económico o reconocimiento social, pero la paz verdadera seguirá ausente. La fe es la que nos conecta con la fuente de la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7). ¿Porque hablamos de Paz?, porque para que el consejo de Dios llegue en las noches y te aconseje, tu corazón debe estar en paz.
Para no quebrarnos ante las innumerables voces que vendrán a nuestra mente en tiempos de dificultad, debemos tener la misma confianza que sentía David, esto solo se logra con Fe en un Dios que no conoce derrotas y para quien nada es imposible.
3. La respuesta del creyente: bendecir a Dios
David no solo reconoce el consejo de Dios, sino que bendice al Señor por ello. La gratitud es la respuesta natural de alguien que entiende que sin la guía divina estaría perdido.
Cada vez que recibimos claridad, dirección o fortaleza en medio de la confusión, nuestro corazón debe elevar alabanza: “Gracias, Señor, porque Tú me aconsejas y me guías en todo.”
Puedes tener en cuenta estos consejos:
- Ora antes de decidir: No confíes solo en tu razonamiento; pide consejo al Señor.
- Deja que la Palabra te guíe: La Biblia es el mapa perfecto que nos orienta en la vida diaria.
- Escucha en el silencio: A veces Dios habla en los momentos de quietud, especialmente en la noche.
- Responde con gratitud: Haz del “bendeciré al Señor” una práctica diaria.
No estamos solos ni desorientados en esta vida
El Salmo 16:7 nos enseña que no estamos solos ni desorientados en la vida. Tenemos un Dios que se interesa en nosotros, que nos aconseja con amor y sabiduría, y que incluso en las noches más oscuras nos recuerda que podemos confiar en Él. También te puede interesar nuestro articulo
Cuando la dificultad llama a tu puerta
Que cada día podamos decir con David: “Bendeciré a Jehová que me aconseja”, y que nuestra vida refleje esa confianza en el mejor Consejero de todos: nuestro Dios.