Abel, un héroe de la Fe

Aquí tenemos algunos ejemplos ilustres de fe en gente del Antiguo Testamento Hebreos 11:4 nos presenta a Abel, es el primero que se menciona en el salón de fama de Fe en el Antiguo Testamento. El libro de Genesis4: 3-5 nos muestra a un Abel ofreciendo sacrificio, en su adoración Abel demuestra que quien adora de verdad debe acudir con fe y presentar el sacrificio que Dios requiere.

Cuando nació Caín, Eva dijo: He engendrado un varón del Señor. Quizá pensó que era la simiente prometida. De ser así, tuvo una amarga desilusión. Abel significa vanidad: cuando ella pensó que tenía la simiente prometida en Caín, cuyo nombre significa posesión, ella se absorbió tanto con él que otro hijo era como vanidad para ella, por eso la palabra hebrea para Abel es Hebel , que significa "vanidad", "debilidad", "vapor" y "transitorio". 

Estos significados reflejan la muerte prematura de Abel a manos de su hermano Caín, pero por corta que haya sido su vida, siempre podemos extraer lecciones vitales de su corta existencia.

Abel es pastor mientras que su hermano es labrador de la tierra. Abel desarrolló la fe a través de las enseñanzas e instrucciones de sus padres (Romanos 10:17). Los dos hermanos están capacitados para adorar adecuadamente a Dios mediante la entrega de ofrendas.

Dios se complace con el holocausto de Abel. Sin embargo, Caín tuvo una actitud y una motivación equivocadas a la hora de ofrecer a Dios. Por esta razón, Caín se amargó y se enojó con su hermano. A partir de entonces, Caín planeó matar a su hermano y finalmente lo logró (Génesis 4:1-16).

Podemos engañar a otras personas, pero NUNCA podremos engañar a Dios. Él ve y conoce todas las cosas. Aunque tanto Abel como Caín llegaron antes a la presencia de Dios y trajeron algo para ofrecer, Dios puedo ver quién de ellos realmente tenia el corazón dispuesto a dar algo grato a Dios.

Y es que podemos obedecer a Dios, pero si nuestro corazón no está bien con él, todo es en VANO. Esto es cierto cuando consideramos las palabras del profeta Samuel cuando dijo: “Ciertamente el obedecer [de corazón] es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros" (I Samuel 15:22).

Dios conoce cada intención y motivación que tenemos. No le agrada que le ofrezcamos algo mientras nos quejamos y murmuramos en el fondo de nuestra mente. Por lo tanto, ora a Dios para que te ayude a tener el corazón recto antes de ofrecer tu vida a Dios. También puedes leer nuestro articulo Engañoso es el corazón. 

Abel encontró gracia ante Dios desde antes de llevar la ofrenda, Dios antes de ver lo que llevamos ve la intención de nuestro corazón cuando le ofrecemos algo a Él.

Si bien es cierto que Dios nos promete abundancia y bendiciones cuando le obedecemos, también debemos darnos cuenta de que a veces vamos a sufrir por hacer lo correcto.

Jesucristo, que vivió una vida perfecta y nos mostró cómo ser justo, pero esto lo llevó a sufrir la muerte más espantosa. También podemos leer en la Biblia muchos hombres y mujeres justos que sufrieron por obedecer a Dios. Piense en Noé, José, Esteban, Pablo, Juan, Pedro, Santiago y otros, el que seas justo ante los ojos de Dios no te exime de sufrimiento o de problemas.

En este caso, se sabe que Abel es un hombre justo (Hebreos 11:4). Sin embargo, no fue salvo de los malvados planes de Caín. ¿Por qué es esto? Honestamente, nunca podremos saber exactamente la respuesta, pero podemos tener fe en Dios en que tiene un plan más grande que cualquier cosa que podamos imaginar.

Sí, la rectitud puede conducir potencialmente al sufrimiento y esto nos ayudará a desarrollar aún más un carácter justo y piadoso. Dios está más preocupado por desarrollar nuestro carácter que simplemente por darnos una vida cómoda que no conozca la derrota ni el sufrimiento.

Dios quiere asegurarse de que todos estemos listos para desempeñar el papel de reyes y sacerdotes en Su reino (Apocalipsis 5:10). La recompensa de Abel ahora está segura y ahora está esperando la resurrección de los santos, es decir, lo que Abel no vio en su momento, lo vera en la resurrección, cuando Dios de a cada uno según sus obras.

La vida de Abel nos enseña que la fe no es sólo un sentimiento profundo o cálido dentro de nosotros. No es sólo una creencia en Dios, sino una fe viva demostrada a través de acciones.

Siempre debemos recordar que la fe sin obras está muerta (Santiago 2:14-26). De nada sirve creer en Dios mientras nuestras acciones digan lo contrario. La fe crece haciendo y no sólo creyendo. 

Por supuesto, la fe debe comenzar con creer en Dios (Hebreos 11:6). Sin embargo, una fe viva debe ir más allá de una mera creencia. Debe estar activo, vivo y próspero. Esta es la clase de fe que tenía Abel y esa es la razón por la que Dios está complacido con él.

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La fe de Abel lo llevo a ofrecer sacrificio, pero note algo importante, para llevar la ofrenda, debes creer en aquel que recibirá la ofrenda.  Abel tuvo fe y creyó en Dios, esa fe fue lo que lo movió a llevar una ofrenda a Dios.

Note lo que Jesucristo dijo en Mateo 7:21-23:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 
Mat 7:23  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”.

Es un pensamiento aterrador el de hacer un servicio a Dios y al final darse cuenta que todo fue en vano. Esto es lo que le pasó a Caín. Adora a Dios según sus propios términos y no según la voluntad de Dios. La consecuencia es nefasta y fatal. Esta es la razón principal por la que todos debemos adorar a Dios de acuerdo a cómo Él quiere ser adorado.

Abel tiene el corazón y la motivación correctos al adorar a Dios. Sin embargo, eso no es suficiente. También debe adorar a Dios apropiadamente y basándose en lo que Dios exige de él. Muchos cristianos sinceros hoy adoran a Dios, pero no según la voluntad de Dios. Jesucristo dijo que debemos adorar a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24).

Recordemos que ahora somos sacrificios vivos ante Dios, y nuestro servicio es como una ofrenda a Dios, no podemos servir o adorar bajo nuestros conceptos o deseos, debemos servirle como el manda, de acuerdo a su voluntad.

Abel y Caín crecieron en la misma familia. Son hermanos y educados por los mismos padres. Pero podemos ver en la historia cuán diametralmente diferentes eran los dos. Es alucinante, pero realmente sucede. 1 Juan 3:12 nos dice que “ sus propias obras eran malas ”.

Esto nos muestra que obedecer a Dios es una elección. Si bien esto es realmente obvio, debo señalarlo fuertemente . En esta vida, Dios nos pone una prueba. A diferencia de los exámenes escolares, Dios ya nos da la respuesta a la prueba. Él dijo:

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19). También puedes leer Vuélvete a Dios, Ezequiel 33:11

Es triste saber que, aunque sabemos qué es lo correcto, todavía elegimos ir en contra de la voluntad de Dios. Caín ya conocía el camino a la vida porque sus padres se lo enseñaron. Sin embargo, decidió rebelarse contra Dios y matar a su hermano.

Abel tomó la decisión de convertirse en un hombre justo. Comprometió su vida al camino de Dios pase lo que pase.

Abel y Caín tomaron una decisión diferente. Abel eligió la vida. Caín eligió la muerte. ¿Y tú? ¿Qué elegirás?, ahora que ya sabes lo que sucede cuando escoges una cosa o la otra, puedes tomar la mejor decisión para tu vida.

Abel es mencionado en el Capítulo de Fe, Hebreos 11. Se dice que “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Hebreos 11:4) . Puedes leer mas en nuestra pagina Temas y enseñanzas evangelísticas

Abel fue incluido en esa lista por una buena razón. También podemos ser parte de esa lista cuando aprendemos y aplicamos las lecciones que obtenemos de la vida de Abel.