Naamán no era un hombre común en la antigua Siria, era un general del ejercito de Siria, un destacado guerrero dentro de su nación pues a través de él, Siria había ganado muchas guerras contra Israel, Naamán era poderoso, rico y de gran influencia, pero a pesar de todas estas cualidades extraordinarias, Naamán tenía un gran problema; era leproso, esta lepra era una de las enfermedades más mortales de los tiempos bíblicos. Cualquiera que tenía lepra era llamado leproso.
Hoy en día sabemos que la lepra es una enfermedad que hace que los nervios del cuerpo se deterioren, así que los leprosos probablemente experimenten pérdida de sensibilidad en partes del cuerpo. Como en tiempos antiguos no había cura, todo fue cuesta abajo a partir de ahí para Naamán.
La lepra de Naamán
Es importante saber que el primer signo visible de la lepra eran pequeñas protuberancias rojas en la piel, esas protuberancias rojas se convierten en llagas escamosas, blancas y brillantes. Luego se hacen más grandes, pronto, todo el cuerpo está cubierto de ellos; las manos y los pies se desfiguran, el cabello comienza a caerse.
Debido a que los nervios ya no pueden alertar al cuerpo del peligro, los dedos de las manos y los pies se caen debido a infecciones y otras cosas.
Esta enfermedad podría devorar toda tu cara antes de morir. Era simplemente una manera de morir horrible y humillante, la muerte por lepra era lenta y dolorosa porque la lepra hace que tu cuerpo se pudra mientras aún vives.
No importa cuan poderoso seamos, todos somos vulnerables
Si hay algo que nos enseña el relato de Naamán es que no importa cuán poderosos o importantes creamos que somos; como seres humanos, somos vulnerables.
Naamán, aun con toda su gloria, su poder, su riqueza y sus influencias, cuando se vio presa de esta terrible enfermedad se dio cuenta de lo falible y mortal que era, la Biblia lo menciona como un hombre valeroso en extremo, pero leproso, es decir; Vulnerable al igual que todos nosotros.
Aunque Naamán todavía estaba en servicio activo, sabía que sus días estaban contados, sabía que su sentencia de muerte estaba suspendida mientras la enfermedad devastara su cuerpo.
Al igual que Naamán todos somos vulnerables, no importa los bienes que poseamos o la educación que tengamos, usted bien puede decir tengo para las mejores medicinas, para los mejores hospitales, para los mejores médicos y quizás sea cierto, pero, nunca nos damos cuenta de lo vulnerables que somos hasta estamos en una situación extrema, como dice una frase por ahí "Podemos comprar medicina pero no podemos comprar salud, podemos comprar una cama pero no podemos comprar el sueño, podemos comprar una casa pero no podemos comprar una familia,.."
No importa cuán grandiosa sea la vida ahora, siempre debemos recordar cuán vulnerables somos, porque donde termina nuestra fuerza empieza el poder de Dios, cuando nos damos cuenta de los débiles y frágiles que somos es cuando también nos damos cuenta cuan grande y poderoso es nuestro Dios.
El orgullo solo te enferma mas
Naamán era un hombre muy orgulloso, su condición y el ambiente que lo rodeaba quizás lo hizo así; obtuvo muchas victorias en la guerra, tenía el máximo respeto en su tierra, probablemente estaba acostumbrado a que todos le prestaran atención donde quiera que llegaba, que lo atendieran y le hicieran sentir importante, entonces, cuando Eliseo no lo vio directamente y solamente mando un mensajero, Naamán no se puso muy feliz.
Eliseo sabía que Naamán era orgulloso y le haría saber que ante el gran Dios todos los hombres están al mismo nivel, no hay grandes ni pequeños, ante Dios todos somos iguales.
Para empeorar las cosas, Eliseo lo envió a lavarse en el río más sucio de los alrededores, es increíble ver la necedad del orgullo en Naamán; una sanidad de su lepra no le contentaría, a menos que fuera curado con pompa y ostentación, y el orgullo es tal que incluso hasta rechaza su sanidad a menos que se le complazca. ¿Te recuerda algo esta actitud?
Muchos de nosotros tenemos necesidades que solo Dios puede satisfacer, el problema radica no en la necesidad (La lepra), sino en el hecho de que no estemos dispuestos a hacer lo que Dios manda por medio de sus profetas. El orgullo solo nos enferma mas, nos daña y nos sigue matando porque no queremos hacer lo que Dios dice, queremos todo a nuestra manera y en el momento nuestro, olvidamos que los planes de Dios son mejores que los nuestros.
Naamán estuvo a punto de alejarse de su oportunidad de vivir porque se sintió irrespetado, solo porque no estaba recibiendo el tipo de respeto y bienvenida al que estaba acostumbrado, estaba a punto de renunciar a su bendición, esta actitud es la de muchos hoy en día, su orgullo puede mas que ellos y dejan pasar la oportunidad de Salvación, su oportunidad de recibir el Espíritu Santo, su oportunidad de recibir sanidad, su oportunidad de tener un matrimonio restaurado, ¿Cuántas oportunidades hemos dejado pasar por orgullo?, ¿Cuántas batallas hemos perdido por orgullo al no decir como nos sentimos realmente?
Proverbios 16:18 "Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu"
¿Cómo se manifiesta el orgullo?
Me gustaría pensar que Naamán no estaba lo suficientemente desesperado y por esto se fue enojado, pero seguramente ya había intentado de todo, tener lepra era una razón para alarmarse, por eso cuando escucho del profeta no dudo en buscarlo, tenia necesidad, pero su orgullo era mas grande que esa necesidad, por eso se fue enojado.
El orgullo se manifiesta de muchas maneras:
1. Podemos llegar a pensar que somos mejores que los demás por cualquier razón.
2. Que merecemos un trato especial por quien somos.
3. Podemos llegar a pensar que ciertas tareas están por debajo de nosotros.
4. Pensar que todos deben tratarnos como merecemos es sentirnos superiores a otros.
5. Pensar que no necesitamos de nadie, que con nosotros es suficiente.
Nunca debemos olvida Romanos 12:3
"Por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" También puedes leer nuestro articulo
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Dios no obra de acuerdo a tus expectativas
Naamán no estaba contento con las instrucciones de Eliseo, no quería lavarse en el Jordán porque era el río más fangoso y sucio de los alrededores.
Naamán sabia que había opciones mucho mejores, pero lo que no sabia era que así es como Dios siempre obra, casi nunca hace lo que creemos que va a hacer o lo que creemos que debería hacer. Dios tiene una forma de desafiar nuestros pensamientos, nuestro orgullo, nuestra forma habitual de pensar en él.
Con cada milagro, Dios nos empuja a cambiar, sin darnos cuenta somos empujados de maneras sorprendentemente extrañas, nuestros límites son empujados, nuestro orgullo es empujado, Naamán no fue la excepción, para recibir sanidad fue empujado al Jordán, donde se doblegó su orgullo, donde se dio cuenta que para Dios todos somos iguales, fue empujado a aprender a obedecer a Dios aunque no entienda la orden, ¿sabe porque? Porque Dios no obra de acuerdo a lo que nosotros pensamos o queremos, Dios va mas allá, sus pensamientos son mas altos que los nuestros, a nosotros solo nos queda obedecer y disfrutar de las bendiciones que trae la obediencia.
Una de las lecciones que podemos sacar de la historia de Naamán es que cuando le pedimos algo a Dios, debemos permanecer con una mente abierta porque nunca sabemos la forma en que Dios va a operar.
La humidad salva tu vida
Aunque Naamán tenía un gran concepto de sí mismo, también era un hombre razonable y lógico, Fue lo suficientemente humilde como para escuchar a aquellos a los que dirigía.
Una mamá sabia, un pastor sabio, un maestro de clase sabio, un supervisor sabio, un líder sabio siempre pueden aprender algo, no importa qué tan lejos sirvamos, hay mérito en las voces de aquellos que nos admiran.
Es notable que los sirvientes de Naamán se sintieron lo suficientemente cómodos para hablar con él, esto dice algo sobre el tipo de relaciones que tenía con ellos. A medida que lideramos, debemos hacernos accesibles y identificables, esta actitud humilde literalmente podría salvarnos a nosotros mismos, puede salvar ministerios, liderazgos, matrimonios y familias enteras.
A veces, los consejos más oportunos y poderosos de la vida provienen de lugares inesperados. Es importante tratar a los demás como personas que pueden aportar algo a nuestra vida sin importar la diferencia de estatus económico o social.
Vé y lávate siete veces en el Jordán
Mencionamos el orgullo de Naamán y como muchas veces puede destruirnos, hemos descrito los beneficios de un corazón que es humilde, ahora podemos mencionar el gran beneficio de la obediencia.
Puedes decir que dejaste a un lado tu orgullo, pero el fruto de esto será la obediencia, Naamán fue y se lavó como el profeta se lo pidió. ¿Qué esta pidiendo Dios en tu vida?
Quizás este camino no es el mas fácil así como el Jordán no era el rio mas limpio, aún así Naamán se zambullo siete veces hasta que recibió su milagro, deja el orgullo de lado, se humilde, obedece y zambúllete en la presencia de Dios las veces que sea necesario.