Bienvenido a Reflexiones y Sermones Cristianos

Enseñanzas Cristianas, Sermones Cristianos, Temas Cristianos, Temas Bíblicos para predicar y Enseñar

Quiero que te quedes 2 Reyes 4:8:37


Eliseo y la mujer Sunamita

2 Reyes 4:8-37, explicación 

Una de mis historias favoritas del Antiguo Testamento es sobre una mujer sin nombre, el libro de 2 Reyes 4 narra su historia pero no menciona el nombre de esta mujer que marcó la vida del profeta y sigue marcando vidas con su poderosa enseñanza.

Curiosamente, tenemos más información biográfica sobre ella que sobre cualquier otra mujer en las Escrituras. Sin embargo, sólo la conocemos por el nombre del pueblo donde vivía, "Sunem". 

Quizás recuerdes a la mujer sunamita como la que ofreció una habitación en su casa al profeta Eliseo. Su historia, es un hermoso ejemplo de lo que ocurre cuando preparas un lugar especia para un profeta de Dios, pero en esta enseñanza hablaremos un poco sobre preparar un lugar a Dios mismo, no para quedarse de vez en cuando, sino para quedarse a vivir en nosotros.
 

Ver y aprovechar una oportunidad


Eliseo, un profeta de Israel durante el siglo IX AC, pasaba a menudo por la ciudad de Sunem. (2 Reyes 4:8-37) Agradecida por la oportunidad de mostrar su honor y hospitalidad, una mujer local lo invitó a comer. Las Escrituras la llaman una "gran mujer". La mayoría de los traductores asumen que la palabra "grande" denota su riqueza. Sin embargo, en otros escritos, la misma palabra hebrea según eruditos rabínicos destacados por su estudio de la Torá se refiere a riqueza y sabiduría, tal vez el autor pretendía ambos significados. También te puede interesar nuestro articulo Jehová cumplirá su propósito en mi Salmos 138:8

Después de varias visitas, la mujer sugirió a su marido que renovaran su casa para incluir una habitación amueblada para el “hombre santo”. 

¿Cuántos de nosotros hemos tenido el gran honor de recibir en nuestros hogares a esos mensajeros de Paz que Dios nos ha enviado con el único fin de morar con nosotros?

La sunamita quiso mas que una simple visita


La sunamita pudo recibir solamente al profeta, pero no hubiera tenido el regalo de un hijo; usted puede solamente recibir la palabra, asistir regularmente a la iglesia y orar de vez en cuando, pero lamento decirle que eso no es suficiente para tener la bendición de Dios en nuestros hogares, necesitamos preparar un lugar especial dentro de nosotros para que ahí pose nuestro Dios, Él no quiere solamente visitarle cuando usted necesite su ayuda, Dios quiere estar ahí siempre, compartir sus alegrías, sus tristezas, sus logros y sus fracasos; quiere estar ahí de forma permanente.

La sunamita pensó el la comodidad del profeta, pensó en atenderlo y protegerlo, la Biblia nos dice que el espacio que preparó eran de paredes que brindaban seguridad, amueblo la habitación pensando en las necesidades del profeta, no escatimó en gastos, estuvo al pendiente de cada detalle y eso fue lo que tocó el corazón de Eliseo, ¿Podremos hacer lo mismo con nuestro Dios?.

Constantemente nos visita y esta al pendiente de nosotros, le recibimos con alegría cuando necesitamos algo de Él, pero no le preparamos un lugar permanente en nuestras vidas, no queremos levantar paredes que nos separen del mundo y sus placeres, no queremos dejar hábitos que están ofendiendo a Dios, nos reusamos a vivir una vida de santidad que enaltezca a Dios, no queremos despojarnos de nuestra vana manera de vivir, solo buscamos a Dios cuando necesitamos un favor de su parte, pero tristemente no preparamos una morada permanente en nuestras vidas, no le hacemos un lugarcito dentro de nuestro hogar, no queremos compromisos con Dios ni con la iglesia, entonces, ¿Estamos viendo y perdiendo la oportunidad de tener algo grande en nuestras vidas?,  ¿Estamos dejando que Jesucristo pase por nuestra vida, pero lo estamos dejando ir por no tener un lugar preparado par a Él? También te puede interesar nuestro articulo Si el barro hablara, Jeremías 18:3-4

¿No necesitas nada?


Al satisfacer las necesidades de Eliseo, este quería corresponder su hospitalidad y se ofreció a hablar con el rey en su nombre. Pero la mujer explicó que no necesitaba nada. Cuando Eliseo insistió, su sirviente notó que la mujer no tenía hijos, sin embargo esta nunca mencionó nada al profeta.

La esterilidad era una mancha en el honor de la sunamita ya que en el mundo antiguo, el propósito principal de la mujer era tener hijos. La falta de hijos también significaba que la propiedad de su anciano marido pasaría a alguien fuera de la familia, avergonzando a su familia y dejando en duda su bienestar futuro.

Cuando Eliseo le prometió a la mujer que daría a luz un hijo al año siguiente, ella objetó: "No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva" 2 Reyes 4:16; Su respuesta reveló su profundo deseo de tener un hijo y su miedo desesperado a sufrir otra decepción.

Aunque la mujer sunamita no pensó en la recompensa cuando hizo lugar para Dios, él cumplió el deseo de su corazón. Él le dio un hijo. 

Querido lector los regalos de Dios acompañan siempre su presencia, Dios sabe lo que necesitamos mucho antes de que nosotros lo digamos, por eso su palabra nos manda a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, pero no deja a un lado nuestras necesidades, con el reino de Dios vienen las añadiduras, las bendiciones, nuestros anhelos, todo lo que Dios en su perfecta voluntad nos quiera dar.

Nuestro Dios es capaz de hacer muchísimo más de lo que pedimos o imaginamos, según el poder que actúa dentro de nosotros según Efesios 3:20

Recordemos que Dios no ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Ayuda a quienes dependen de él y lo siguen. ¿Estás haciendo espacio para tu obra en tu vida?

Quiero que te quedes


Cuando la sunamita reconoció la oportunidad de entretener al profeta de Dios, le hizo espacio en su hogar y en su corazón. Nuestra conciencia o deseo de Dios es su invitación. Nos invita a hacerle espacio, a hacerle tiempo, a abrir la mente a su presencia y mensaje. 

Si usted ha leído estas líneas, es mi deseo que pueda ver y aprovechar la oportunidad de invitar a nuestro Dios no solo a comer y compartir un momento con usted, invítelo a vivir con usted, prepare su corazón y ofrézcalo a Dios.

Puedes leer mas en nuestra pagina Enseñanzas y reflexiones cristianas

Dígale a Dios que no quiere una visita esporádica, que ya no quiere hablar con el solo cuando necesite ayuda, prepare su corazón, arregle su vida  e invítelo a quedarse en su corazón.

Invítelo a reinar en su vida, su casa, su familia, sus negocios y todo aquello que le importa, no le ofrezca solamente parte de su corazón, ofrezca todo a Él, entregue su vida a Jesucristo y vera cosas grandes y maravillosas en su vida.