Puedes venir a Él Marcos 1:45

Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes. (Marcos 1:45)

Cuando leemos este pasaje de las escrituras nos damos cuenta que el leproso estaba convencido que Jesús podía curarlo. Sin embargo, no estaba seguro que Jesús quisiera sanarlo. Pero la respuesta de Jesús dejó solucionado el problema: «Quiero, sé limpio». 

Es asombroso como en este pequeño relato este leproso nos da una lección de como dirigirnos a nuestro Dios; nos enseña a recurrir al Salvador con gran humildad y con sumisión total a su voluntad, con unas simples  pero sinceras palabras: “Señor, si quieres”, tomando en cuenta que la lepra era una de las enfermedades más temibles de la antigüedad, aun así este leproso  se somete a la voluntad de Dios y recibe unas palabras de esperanza «Quiero, sé limpio» y al instante la lepra desapareció de su cuerpo, este milagro enfatiza el poder de Jesús sobre la enfermedad.

Jesús fue un centro de poderosa atracción durante toda su vida debido a los grandes milagros que lo acompañaban en cada lugar al que llegaba, lo fue antes y lo es todavía, aún más poderoso. Su influencia es inevitable, aun cuando los hombres la resistan con tanta frecuencia. Hoy, como entonces, acuden a él de todas partes, en busca de un milagro, en busca de consuelo, en busca de restauración; la humanidad continua necesitando de Jesús y siguen viniendo a Él. Puedes leer también Heridas del Alma

Galilea, Judea, Samaria, Perea, y aún más allá; de Fenicia, de Siria. Nunca otro profeta había conmovido tan hondamente a todo el pueblo, ni aun Juan el Bautista, nunca nadie había movido a tanta gente como lo hacia Jesús.

Gente de todas las naciones han venido y vienen a él, se ha sentido su influencia en todas partes donde se ha predicado el evangelio. Países civilizados o bárbaros, para Dios no hay diferencia, sin importar cual sea tu nacionalidad puedes venir a Él y podrás estar seguro que serás recibido con los brazos abiertos.

Todos los grupos sociales han experimentado su atracción. Así fue entonces: entre los apóstoles; Nicodemo y Mateo; judíos y samaritanos; la mujer noble y la perdida. Así es hoy: ricos y pobres, sabios y analfabetos; comerciantes, industriales, profesionistas, obreros ect. Para nuestro Dios no existe la acepción de personas, no importa tu estatus social, cuanto tengas o cuanto te falte, somos iguales ante Dios.

En todas las edades de la vida se siente su influencia; niños, jóvenes y viejos. Su atracción aumenta en vez de disminuir, sin importar la edad, todos en determinado momento de nuestra vida podemos sentir esa necesidad y ese deseo por Dios, todos sentimos el poder de su atracción.

Son muchos los motivos por los que nos podemos sentir atraídos por nuestro Dios, no alcanzaría el tiempo para mencionar tantos motivos, pero trataremos de mencionar los mas significativos:

Venían a él los enfermos sabiendo que los sanaría, sin importar que tan grave fuera su enfermedad o cuantos años pudieran haber sido prisioneros de ella, todos sabían que en Jesús esta la respuesta.

A lo largo de su ministerio Jesús hizo cosas que hasta el día de hoy no dejan de impresionarnos, un muerto que ya estaba en estado de descomposición en solo uno de los ejemplos de su Poder. 

Querido amigo, quiero que sepas que ese poder no ha disminuido para sanar, para liberar, para salvar, para ayudar. ¡Muchos hoy en día han recibido y siguen recibiendo el beneficio de su poder!

Sólo los demonios abominaban su santidad, el hijo de Dios vive maravillado con esa santidad que acompaña a nuestro Dios, porque cuando hemos sentido la atracción de su santidad anhelamos eso mismo en nosotros, es entonces cuando experimentamos ese deseo de apartarnos del mal y guardarnos para Dios ¡Desdichado del que ya no siente el atractivo de su santidad! También te puede interesar nuestro articulo Lo que la Santidad es según la Biblia

Quizás muchas veces esa palabra nos corta y nos hiere, quizás esa palabra muchas veces es dura, pero como dijo el apóstol, "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna." Son palabras de Dios que moldean y alumbran nuestro caminar, quizás esa palabra nos atraviese muchas veces y nos deje sin aliento, pero seguramente también usted ha experimentado como esa palabra de vida, fuerzas, fe, pasión, consuelo, dirección, paz y tantas cosas mas, por eso no en vano la escritura dice: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! ”

“Si fuere levantado, a todos atraeré a mí mismo.” Su cruz es su trono. Es que en ella se revela su amor infinito, su compasión por las almas y sus necesidades.

La cruz no solo nos muestra su amor y su fidelidad, la cruz nos muestra su sacrificio, algo solo pudo lograr por la pasión que llevaba dentro, su pasión era salvar a la humanidad, esa misma pasión le dio la victoria sobre la muerte, esa pasión es la que aun lo mueve e esperar por cada uno de nosotros si importar nuestra nacionalidad, nuestra posición económica, nuestra cultura ni nuestra edad. También te puede interesar leer La Tumba esta Vacía

Su atracción puede ser resistida y nulificada. Así como puede resistirse la fuerza de gravedad y como se pueden evitar los rayos del sol, pero esto no garantiza que sea la mejor decisión que podamos tomar. No hay peor insensatez que resistirse a su poder, amor fidelidad, etc.

Los que sinceramente ceden a esa atracción, experimentan una completa transformación en su vida. En él hallarán perdón, descanso, paz, vida, gozo, poder, fuerza, etc. Así fueron transformados Pedro, Mateo, Zaqueo, Saulo. Cristo atrae solamente para bendecir. Es lo que él quiere. El mundo ha experimentado los beneficios de su influencia incomparable.

¿Te sientes atraído hacia Cristo? No resistas tal atracción, puedes venir a Él, como estés; de donde estés.